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El medio ambiente y la salud
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¿QUÉ NOS PUEDE APORTAR A LA SALUD EL CONTACTO CON UN ENTORNO NATURAL?

Todos hemos visto la imagen de alguien sentado frente al mar, u observando el horizonte desde lo alto de un cerro.
Si nos detenemos en la expresión de esa persona observaremos distención facial, esbozo de sonrisa, alguna inspiración profunda buscando una bocanada de aire fresco, es probable que extienda sus brazos adelantando su pecho, tendrá su mirada “perdida” en el horizonte, y luego de un rato, es probable que se mantenga en silencio en actitud contemplativa y quizás reflexiva. Esa inmensidad natural se le impone como misterio y como pócima mágica que distiende a la persona.


Cuanto más apartados estemos de entornos naturales, seguramente más necesitaremos de esta simple pero a la vez potente experiencia con lo natural. Lo urbano, y si es de grandes proporciones, desnaturaliza y desvitaliza lo que viene dado ancestralmente a nosotros.

Desde la década del 1970 se conoce el modelo M Lalonde, quien clasificó  4 determinantes de la salud en una persona, lo biológico (27%) sistema de salud (11%), estilo de vida (43%) y medio ambiente (19%). Es decir que si sumamos estilo de vida y medio ambiente nos lleva a que el 62% de nuestra salud depende directamente de nosotros mismos.

Y dependerá de nosotros que nos demos los entornos físicos y humanos (medio ambiente) más amigables, y eso dependerá a su vez de nuestro comportamiento que incluye el estilo de vida.

Volvamos a esa imagen de una persona en estado de contemplación en lo alto de la colina, o a orillas de un rio o mar. Se está proporcionando, digamos, “una dosis” estética de naturaleza que “impactará” sobre todos sus sentidos y sobre todo sus sistemas físicos. Es probable que baje su ritmo cardiaco, su frecuencia respiratoria y que le invada un estado de bienestar general, que posteriormente lo recordará con alegría e incluso ese recuerdo lo puede usar para bajar estados de tensión y ansiedad presentes.

Tomar contacto con esos espacios físicos requiere de una actitud pro activa de nosotros, y fundamentalmente se requiere de una conducta de cuidado del mismo para que todos podamos usufructuarlo. Recuerdo dos situaciones en el Dpto de Rocha, una en la reserva de Potrerillo (al lado de Laguna Negra) y otra en el Monte de Ombúes (cerca del puente sobre arroyo Valizas). En ambos lugares, más de una persona de visita, intentó llevarse  pequeñas plantas u hojas de algún árbol. La atenta mirada de los guarda parques les advirtió, que si todos se llevaron un poquito, al tiempo se iría depredando el lugar.Así como decía más arriba que el medio ambiente físico nos puede modificar positivamente, también en esa interacción podemos, si no somos cuidadosos, degradarlo lo que incidirá negativamente en todos nosotros. Y esto cuando hablamos en actitudes de pequeña escala; es de entender que cuando el daño se hace gran escala con deterioro de la tierra, las corrientes de agua y el aire, la afectación tiene dimensiones insospechadas para la salud psico-física. Y de esto hay claros ejemplos a nivel planetario.

                                                                       Psic. Osvaldo Graña Tejera

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